jueves, 3 de febrero de 2011

Tus acciones hablan tan fuertes, que no oigo tus palabras.



Estimado orador:

    Tu ego se convirtió en un muro que nos separa. Realmente no te interesas en mí, ¿no es cierto? Lo que más te preocupa es si tu discurso funciona o no... si haces un buen trabajo o no. En realidad temes que no te aplauda, ¿verdad? Temes que no me ría de tus bromas o que no llore con tus anécdotas emotivas. Estás tan pendiente de cómo recibiré tu discurso que ni siquiera pensaste en mí. Podrías haberme encantado, pero estás tan sumido en tu amor propio que me siento totalmente innecesario aquí.

    Cuando te veo con el micrófono, veo a Narciso mirándose al espejo. ¿Tienes la corbata derecha?¿El cabello bien peinado? ¿Tu apariencia es impecable? ¿Tus frases son perfectas?
    
     Pareces dominar todos los detalles a excepción del público. Observas con cuidado todo, menos a nosotros. La ceguera que te impide vernos hizo que hagamos oídos sordos a tus palabras. Ahora debemos marcharnos. Lo siento. Llámanos en otra oportunidad. Regresaremos... cuando tus sueños se hayan hecho añicos... cuando se te haya roto el corazón... cuando, desesperado, comprendas los efectos de tu arrogancia. Sólo entonces habrá un lugar para nosotros en tu mundo. Ya no te importará si te aplaudimos por lo brillante de tu actuación, porque serás uno de nosotros.

   Entonces derribarás el muro levantado por tu ego y utilizarás esas mismas rocas para construir un puente y establecer una cálida relación entre nosotros. Nos reuniremos contigo en ese puente. Entonces te escucharemos. El público escucha con gusto a los oradores que lo comprenden.



Fdo..: Tu público.



Calvin Miller.

*●๋• Cαlouяiηhα ●๋•*●


1 comentario:

  1. "derribarás el muro levantado por tu ego y utilizarás esas mismas rocas para construir un puente y establecer una cálida relación entre nosotros." excelente!

    ResponderEliminar